
Camino de la Cruz
FILIPENSES 2: 3-11
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
INTRODUCCIÓN Somos llamados a imitar a Jesús y seguir sus pisadas. El camino de la cruz es un camino sacrificial pero que su final es de exaltación y gloria. La palabra dice en Fil.2.5 que el mismo sentir, la misma determinación, la misma pasión que latía en el corazón de Jesús tengamos nosotros. En Fil.3.7 nos dice que seamos semejantes a Él en su muerte. Somos llamados a imitarle y poner nuestra mirada en Él (He.12.2, Ef.5.1; 1Co.11.1) IMITAR A JESUS EN LO QUE ÉL NO HIZO
- Nada hagamos por contienda (Fil.2.3): Aun podemos hacer cosas buenas con motivaciones incorrectas, para producir celos, competencia, divisiones, etc. La contienda trae enemistades y fuimos llamados a restaurar vidas y no a lastimar ni competir con nadie. Contra el único que debemos competir es con nosotros mismos, de ser mejores que ayer, más entregados, más revelación de Jesús, crecer en ser más como Jesús (2 Co.3.18).
- No seamos geocéntricos (Fil.2.3-4): Si vivimos pensando que todo debe convenirme, agradarme, generarme satisfacción sin importar los demás, siempre viviremos de migajas y no en la plenitud de lo que Dios tiene para nuestras vidas. Vivir como Jesús, quien no vino para ser servido sino para servir (Mt.20.28), siendo humilde, o sea, saber quienes somos, conocer nuestras capacidades y talentos, y usarlas para el servicio y no para jactarnos. Considerar a los demás como superiores no significa que sean superiores, tratarlos como si fuesen es estar siempre dispuesto a servirlas, finalmente… mayor es quien sirve.
IMITAR A JESÚS EN LO QUE SÍ HIZO Jesús tomó su CRUZ, y caminó desde dejar su trono hasta su muerte y su exaltación por la motivación que ardía en su corazón, que era el gozo de restaurar nuestra comunión con Él (He.12.2), esto lo llevó a cumplir su propósito. En ese caminar de la cruz debemos ser IMITADORES DE JESÚS.
- ANTES DE LLEGAR A LA CRUZ DEBEMOS LLEVAR NUESTRA CRUZ
- No aferrarnos a nada (Fil.2.6): Jesús no se aferró a su estatus de ser Dios (Jn. 1.1). Nosotros debemos estar dispuestos a dejarlo todo por Él, eso es adoración, que nada sea más importante que Él en nuestras vidas. El joven rico quiso seguir a Jesús, pero cuando vio que eso era renunciar a sus riquezas (su seguridad) se fue triste. ¿Qué no estamos dispuestos a soltar por Jesús?, ¿el qué dirán?, ¿nuestro apellido?, ¿usar influencias, o artilugios para conseguir algo a envés de depender de Dios?, ¿darle a Dios nos hace dudar si nos alcanzará? Siempre Dios nos dará más y mucho más de lo que entregamos, lo difícil es soltar. El pasaje del joven rico (Mr 10:29–30) Jesús termina diciendo: Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
- Despojarnos de nosotros mismos (Fil.2.7): No solo no aferrarnos a nada, sino que ni siquiera a nosotros mismos. El “que dirán” o donde queda mi posición ya no interesa, eso es llevar la cruz. La cruz representaba la máxima vergüenza y humillación de un ser humano, causa de repulsión y denigración, Jesús lo llevó por salvarnos, nosotros llevamos nuestra cruz y aun nos enorgullecemos por ello (Gal.6.14).
- Humillarnos a nosotros mismos: Cuando yo decido humillarme Dios decide exaltarme. Podemos tener derechos, merecimientos, o razones, pero decido callar para que Dios hable por mi, servir con alegría, entregarme para Dios y por los demás. Esto es humillarse, que es muy diferente a “sentirse humillado” por situaciones que pudieran o no ser consecuencia de lo que sembramos, pero sentirse humillado es el dolor del orgullo, eso no es humillarse.
- Obediente hasta la muerte (Fil.2.8): Imitemos a Jesús siendo obedientes hasta muerte, esto es, hasta nuestro último día en esta tierra, pero también dispuestos a morir ante cualquier situación. La obediencia se aprende y en nuestro caminar, nuestro buen Padre, a través de la disciplina aprendemos la obediencia, que siempre es el camino más corto y de mayor satisfacción. La obediencia es el fruto de un carácter trabajado y maduro, habla de perfección en la madurez del hijo de Dios. El obediente es confiable y predecible, listo para recibir los encargos divinos de mayor responsabilidad y gloria.
- EN LA CRUZ
Hay momentos de llevar la cruz, y momentos de morir, morir en vida, morir cada día (1Co.15.31). Así como Jesús llevó la cruz y en calvario murió por nuestros pecados, nosotros decidimos morir cada día.
- Morimos para Dios: Siendo un ofrenda vida para Él (Ro.12.1)
- Morimos a nosotros mismos: Para que ya no seamos nosotros sino Cristo en nosotros y a través de nosotros (Gal.2.20)
- Morimos para los demás: Cuando servimos a otros, damos nuestro tiempo, talento, damos nuestra célula, estamos muriendo para dar vida a otros (2Co.4.12)
Todos los días decidimos morir, y no solo morir, sino que permanecer en la cruz cuando seamos tentados a bajarnos de ella, así como se burlaban de Jesús en la cruz invitándolo a bajarse, y claro que lo podía hacer, pero por nosotros allí permaneció (Mt.27.40). NO TE BAJES DE LA CRUZ, UNA PAUSA Y VENDRÁ LA RESURRECCIÓN
- DESPUÉS DE LA CRUZ
A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Fil.3.10 Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Ef.2.6 Todo habrá valido la pena para alcanzar a vivir en el poder de la resurrección. Somos llamados a tener vidas plenas y poderosas. Morir, despojarnos, humillarnos, parecen cargas pesadas, pero no lo son, solo son decisiones que nos llevarán a una vida abundante. ¿Qué es una semilla en relación a un árbol con frutos?, no es nada. Al ver el árbol por la fe, valdrá la pena plantar (hacer morir) a esa semilla. Vivir en la resurrección es vivir en
- Constante revelación de Jesús. Conocerle es la mayor gloria que podemos alcanzar, y él quiere darse a conocer cada día a quienes lo buscan. Si de algo he de gloriarme es de conocerle y entenderle. (Je.9.24)
- El poder del Espíritu Santo (Ro.8.23). Aquí en la tierra tenemos las primicia del Espíritu Santo, esto es, un adelanto de la eternidad aquí en la tierra.
- Victoria: Jesús venció en la cruz, resucitó para darnos vida eterna. Porque Él venció nosotros somos MAS QUE VENCEDORES (Ro.8.37) sobre el enemigo, sobre la enfermedad, sobre el desanimo, en todo, somos vencedores por medio de Jesús quien nos amó.
VIVAMOS EN LA PLENITUD DE LO QUE JESÚS CONQUISTÓ POR NOSOTROS.