Último Album

Escucha el ùltimo album en vivo de CFA Music, Aleluya.

banner
ALELUYA

Blog

LA INDIFERENCIA ESPIRITUAL

Por Adolfo Torres

 

Es lindo ver el proceso de Dios en nuestra vida cuando no somos indiferentes a lo que Él quiere hacer con nosotros.

Siempre hubo indiferencia dentro de la iglesia,  pero en este tiempo mucho más, es como que nos acomodamos en muchas cosas. Por ejemplo, el tema de las reuniones online. Hay gente que le encanta estar presente, pero también, por  otro lado, hay gente que se acostumbró a todo lo online, porque es más sencillo, porque podés estar haciendo cosas en el entremedio, etc.

Nos acomodamos. Te acostumbraste a levantarte 5 minutos antes de la predica del domingo y conectarte. Lo entendible pasa a convertirse en un pretexto, y todo lo que estamos viviendo cada día es un proceso de Dios para nosotros.

Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. 1 Corintios 1:9

Yo te puedo hacer una invitación, pero no te puedo obligar a nada, vos aceptas o no. Y cuando hablamos de llamado, el  llamado no es otra cosa,  que una invitación de Dios a que empieces a vivir en su voluntad, y cuando aceptas esa invitación es cuando podes empezar a entrar en el proceso que Dios tiene para tu vida.

Hay una cosa que a mí me gusta mucho, que también dice la biblia, que son las percepciones espirituales. La Reina Valera dice: “por cuestión de conciencia”, por ejemplo cuando dice: “no hagas nada que vaya en contra de lo que vos crees, por una cuestión de conciencia” porque si lo haces pecas, lo estoy parafraseando.

Y, “cuestión de conciencia”,  no es otra cosa que, ser sensible a lo que el Espíritu Santo nos habla.

 

No seas indiferente

Siempre que vamos a cometer una tontería, hay una vocecita interna que nos anticipa algo antes. El Espíritu Santo nos habla y nos avisa, esa es una percepción de Dios y cuando no hacemos caso, terminamos golpeándonos.

No seas indiferente a lo que Dios te está hablando, de hecho, cada vez que alguien lanza la palabra, hay algo del Espíritu Santo que te va a empezar a quebrantar dentro. Siempre que escucho una palabra trato de no pensar en nadie, porque o sino caemos en el famoso: “esta palabra era para fulano o sultano y justo hoy no está” Pero cuando la palabra se predica es para vos y para mí, y cada vez que Dios lanza una palabra, él va a despertar una percepción dentro tuyo y cada vez que la escuches, hace caso, porque o si no te haces indiferente.

La indiferencia te va entumeciendo, la Biblia habla también de la indolencia, y el indolente es aquel que deja de sentir, y todo le da igual.

Ser sensibles a la voz de Dios es algo que tenemos que cultivar en el día a día.

14 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Laodicea. Este es el mensaje de aquel que es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio[e] de la nueva creación de Dios:

15 »Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!; 16 pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de mi boca! 17 Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. 18 Así que te aconsejo que de mí compres oro—un oro purificado por fuego—y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver. 19 Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.

20 »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos. 21 Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono. Apocalipsis 3:14-20

Todos sabemos cuando Dios nos habla, y cuando lo que habla es para nosotros. La indiferencia es una cualidad o actitud de las personas que no demuestran  interés por las cosas de Dios, no les atrae nada de lo espiritual. Estamos hablando de una indiferencia extrema.

Su sinónimo es apatía, y viene de una palabra griega que se refiere a alguien sin sentimientos, es decir, indiferente de ánimo. Es un estado psicológico en el que el individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social-espiritual o física, se representa por pasividad, pereza, indiferencia, pérdida de interés, indolencia, abandono y falta de importancia.

Cuando estamos con este tipo de actitudes de forma consciente, hay que prestarle mucha atención y si es inconsciente tiene que pasar a ser consciente , porque estás entrando en un estado de indiferencia espiritual, que empieza en la mente y va afectando a cada área de tu vida.

La persona apática o indiferente, nunca ve la necesidad de hacer las cosas, siempre cuestiona y no obedece, siempre antepone sus gustos y debilidades de su carne ante sus responsabilidades. Lo que siente, hace. No muestra preferencia por nada, no muestra afecto o interés por nada, no le interesa que se haga de una u otra manera, simplemente no le importa. Es completamente neutral en todos los ámbitos, nunca quiere escoger nada, ni piensa hacer algo al respecto de lo que está pasando, siempre está esperando y muchas veces se justifica o se excusa para evitar comprometerse.

El estado más peligroso que puede atacar a un hijo de Dios es la indiferencia espiritual, ya no sentís nada, se formó un cayo espiritual  en tu corazón y ya nada te mueve ni quebranta y la iglesia se encuentra en esa etapa.

Este es el tiempo en el que Dios quiere despertar nuestro corazón para ser sensibles a lo que él quiere que hagamos, porque estamos viviendo un tiempo complejo.

El antónimo de indiferencia es diligencia, y Dios me hizo acordar que nadie de la gente que vos ves que Dios usa hoy y admiras, es por una coincidencia. No es suerte, es un precio alto que se pagó, vos no ves, pero Dios si lo ve.

Cuando hablamos de diligencia es hacer las cosas con delicadeza y con amor, con toda nuestra atención y sensibilidad.

Dios quiere llevarnos a otro nivel de dependencia y servicio a él, un nivel de  intimidad y adoración con él, y para eso requiere que no seamos indiferentes a lo que él nos está hablando.

19 »Yo haré que ellos cambien su manera de pensar y su manera de adorarme. Haré que dejen de ser tercos y testarudos, y los haré leales y obedientes. 20 Entonces obedecerán mis mandamientos y vivirán como les he ordenado que vivan. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Ezequiel 11:19-20